El altar para los cultos cuaresmales del presente año se ha erigido en la capilla mayor con una estructura clásica.
El Señor se sitúa a mayor altura sobre el Sagrario, flanqueado por sendos paños de candelería montada con cera color marfil. La imagen de la Santísima Virgen se encuentra situada a los pies del altar sobre peana de madera tallada dorada y escoltada por sendos faroles del paso del Señor, también con cera color marfil.
A ambos lados del altar se sitúan dos credencias donde se han colocado los ángeles cirineos del Señor. Como tenantes que son, sostienen distintos elementos en sus manos.
En el lado de la Epístola observamos al ángel sosteniendo una corona de espinas y cardos. Es el sentido cristológico de la Pasión, y los cardos recuerdan el pecado de la humanidad y sus toques morados el período cuaresmal en el que nos encontramos.
En el lado del Evangelio contemplamos otro ángel que sostiene un pañuelo de blonda granadina, haciendo alusión al «vallis lacrimarum» (valle de lágrimas) que es esta vida y en otra de sus manos un ancla, como perfecto resumen del mensaje cristiano de la Cuaresma y también dándole el sentido mariológico de la advocación de Nuestra Madre.
El exorno floral lo componen cuatro jarras entrevaral montadas por Floristería Verdegal a base de calas moradas, rosas variedad «ocean song», alhelíes fucsias, iris morado y estatice lila montadas sobre base verde de helecho y eucalipto. Completan el conjunto tres centros de calas, alhelíes, rosas y estatice en color blanco sobre base de helecho, tuya y eucalipto.
Nuestra Señora de la Esperanza se nos muestra para el Triduo cuaresmal y la Función de Instituto vestida, por vez primera desde la fundación de nuestra Hermandad, con saya «blanca» y manto negro. Con el recuerdo de la estética de la madrileña Virgen de la Soledad de los Mínimos de la Victoria pintada por Alonso Cano para nuestra catedral y con las reminiscencias de la corte de los Austrias mayores en el «negro español » y el traje de tocas largas.
El tocado que luce la Santísima Virgen da un salto en el tiempo y nos situa en los finales del siglo XIX, cuando tras la pérdida de las colonias (1898) se dió la «crisis del fin del siglo» y nació el regionalismo historicista que en Granada podemos definirlo como historicismo ecléctico, que es la palabra que define perfectamente esta vestimenta. En esta ocasión se estrena una sardineta con triple lazada realizada con bordados del siglo XIX, espejuelos, tachuelas, perlas y lágrimas de cristal verdes.