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LA ESPERANZA ES NUESTRA FUERZA

 

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Con la proclama de este bellísimo lema, que constituye desde hace ochenta años todo un estandarte que guía el devenir de los hermanos de la Hermandad de la Esperanza de Granada, te acogemos, querido amigo, en nuestra página web oficial, cuya filosofía consiste en acercarte a sus imágenes, a su historia, a su rica vida interna y, en definitiva, a su realidad actual. Cuando navegues por ella, ten la certeza de que te vas a encontrar muchas veces con Cristo y con María. Y es que ellos son el referente máximo de nuestra hermandad, la cual se encuentra siempre en camino, precisamente con el objetivo de transmitir de la manera más fiel posible el mensaje de salvación que Cristo vino a traer al mundo y ofrecerlo con espíritu de servicio total.

 

En el tercer milenio, las hermandades y cofradías están llamadas a ser Iglesia viva y, por tanto, fuentes de evangelización, luchando para no ser reducidas a la condición de meras instituciones folklóricas o culturales. Desde esa perspectiva evangelizadora, entendemos la presente página como un rico e importante instrumento para dar a conocer a sus visitantes, cómo nuestra hermandad no sólo ha logrado en su entorno mantener y propagar a lo largo de las décadas la devoción a Cristo –Señor del Gran Poder- y María, sino que, además, ha logrado disponer de un importante y variado grupo humano, formado por cristianos comprometidos, que entienden la hermandad, dentro de la Santa Madre Iglesia Católica, como un hogar de encuentro y una comunidad de vida e intereses.

 

Pero, sobre todo, te pedimos también, querido amigo, que, como nosotros, descubras muy singularmente en esta página la figura de la Madre, la Esperanza de Granada. Aquella que siempre es nuestra fuerza; luz y guía de nuestras vidas. La Virgen de la Esperanza es uno de los mayores tesoros devocionales de esta milenaria ciudad, desde que fuera tallada en 1.718 por el insigne imaginero granadino José  de Risueño y Alconchel. Por Ella, Niña de Santa Ana y representación certera de María Santísima, merece la pena todo esfuerzo y en Ella, Madre del Salvador, encontramos el consuelo permanente.

 

Sé, pues, bienvenido. Atraviesa alegre el dintel de esta puerta electrónica, abre la cortina de damasco verde esperanza que da acceso a nuestra hermandad, y siente en tu rostro el frescor de San Gil y Santa Ana o el sol brillante del Martes Santo granadino.

 

Un abrazo en Cristo.
La Junta de Gobierno.