Historias de Esperanza

Yo soy el del Atlético.

IMG-20150527-WA0002Sábado 23 de mayo; último partido de la Liga BBVA -Primera de toda la vida-, Granada C.F. 0 – Atlético de Madrid 0. El Granada se salva del descenso tras una temporada para olvidar. Un grupo de hermanos de la cofradía, granadinistas, se reúne como de costumbre, en la terraza de un bar cercano al Nuevo Los Cármenes en el tercer tiempo. Bien está, lo que bien acaba. Los típicos comentarios. En la mesa contigua,  una familia del Atlético. Unos horizontales otros verticales, muy rojiblancos todos. Unos con sus cánticos, otros con los nuestros.

Nuestro hermano José Elices -que no tiene don de gentes y es tímido, el hombre- tras entablar amistad con un señor de una peña granadinista de Algarinejo, que conocía a su tía segunda, la del estanco del pueblo, inicia tertulia con uno de los atléticos vecinos de mesa. La conversación futbolística habitual. Vaya partido soso, les ha faltado darse besitos… Todos contentos. Que si «suerte en Champions League»; que si «que la temporada próxima no lo paséis tan mal».

De repente José María (J), el aficionado madrileño, cambia de tema y pregunta a nuestro hermano Elices (E):

J- Aquel hombre alto con gafas de allí, ¿es el capataz de La Esperanza?.

E- (Extrañado y un poco mosca) Sí, pero de la Esperanza de Granada…

J- Ya, ya; la Esperanza, es la Virgen que sale a las 18.30 el Martes Santo, de Plaza Nueva… y aquel es  ‘El Plátano’ ¿No?. Pues le he rezado yo poco a la Virgen de la Esperanza. La suelo buscar en Elvira…

MARTES SANTO 2015 124No era una broma del ‘colchorero’, como pensaba nuestro hermano. José María trabaja en Granada desde hace algo más de una década. Su familia había aprovechado el partido para visitarlo ese fin de semana aprovechando la celebración del encuentro. A partir de ahí, presentación a nuestro capataz Luis García y explicación de su historia particular, familiar, complicada, hospitales infantiles… una de tantas historias de Esperanza y de Gran Poder.

Antes de despedirse y volver cada uno a su mesa, Luis le animó a que nos facilitara «una foto, una medalla, una pulsera… La Esperanza la va a llevar el año que viene muy cerca. Y cuando el Martes Santo próximo estés viendo la cofradía, búscame, busca a la Esperanza, acércate a mí y sólo dime: yo soy el del Atlético».