Martes Santo 2015.
Una semana. Siete días para soñar con un nuevo Martes Santo de ilusión, que aunque siempre parezca igual, es distinto cada año.
Durante estos días se ultiman los preparativos en Santa Ana. El Señor del Gran Poder y su Madre de la Esperanza ya aguardan en sus pasos el 31 de marzo. Los trabajos previos en esta Semana de Pasión, cada pequeño detalle, cada pequeña sonrisa de complicidad, cada recuerdo, cada lágrima disimulada o mostrada, cada oración íntima; van dando forma a lo que nos convertirá en siete días, en cofradía peregrina.
En una Semana, cuando a las seis y media de la tarde se abran las puerta de Santa Ana, para cumplir con nuestras Reglas haciendo pública Estación de Penitencia a la Catedral en hermandad se renovará nuestra función de dar testimonio de los que somos y de lo que creemos y de hacer lo que Él nos diga, de «haced esto en conmemoración mía». Sin perder nunca de vista que la Pasión y Muerte del que Todo lo Puede, es el túnel de la Resurrección, piedra y pilar de nuestra fe y por ella de nuestro perdón y salvación.
Una semana para, por la Cruz del Todopoderoso, ser, vivir y regalar Esperanza. Una semana.